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CAPÍTULO 6: LOS PRISMÁTICOS

Updated: Feb 17


 

EL VAGÓN DEL SILENCIO ¿Qué ha ocurrido hasta ahora?

 

Al alba del 20 de marzo, en plena cuaresma de 1962, suena el teléfono en la Fonda Loro de Logrosán.

El Coronel Argimiro, desde El Pardo y en nombre de Rufino (clave tras la que se oculta el mismísimo Jefe del Estado) cita para una conferencia telefónica al Ingeniero, alcoyano de origen, don José al frente del proyecto del ferrocarril Villanueva-Logrosán-Talavera.

Pero antes de iniciarse la conferencia, hace acto de presencia por sorpresa en el despacho previsto para la misma en la fonda, Don Alfredo, persona enigmática e inquietante que parece estar al tanto de lo que va a tener lugar minutos después en ese mismo despacho. Don José queda impresionado y duda sobre cómo tratar esta inesperada visita.

Cuando se inicia la conferencia, el Coronel pone a prueba los conocimientos del Ingeniero sobre los antecedentes del proyecto. Este demuestra ser un profundo conocedor de la historia del proyecto y aparenta, sin ninguna duda, ser una persona íntegra. El Coronel habla a don José del borrador (draft) del informe que prepara El Banco Mundial y de las negras perspectivas para el proyecto del ferrocarril que él dirige.

El Ingeniero relata entonces al Coronel lo que fue la visita del Inspector representante del banco mundial a Logrosán.

 
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EL VAGÓN DEL SILENCIO - CAPÍTULO 6 - LOS PRISMÁTICOS

  • Pues realmente, Argimiro no sé si se puede decir que acabó. Permíteme que me extienda en los detalles de esta primera tarde, porque nos ayudarán a entender el conjunto de la semana. 


  • De momento no tenemos prisa. Ya llegará. Detalla lo que creas necesario.


  • Gracias. Tras dos horas de peticiones y divagaciones, el inspector dio por concluido el desfile. A doña Eloisa, que así se llamaba la profesora de Francés, hubo que subirla a una habitación para que se recuperara. Afortunadamente, la gran mayoría de representantes y demás notables no tenían alojamiento previsto en Logrosán y, a eso de las ocho de la tarde, ya oscurecido, emprendieron el camino de regreso a sus respectivos micro-reinos de taifas, de donde en mi opinión, me tomo la licencia de opinar, no deberían haber salido, al menos aquel día.


  • ¿Y el francés que hizo?


Preguntó el Coronel.


  • Subió a interesarse por doña Eloisa, pero desde la escalera me hizo una señal para que le acompañara. Doña Eloisa ya se había recompuesto y bebía agua junto a María que permanecía allí acompañándola. El Inspector se dirigió a la Profesora en francés.


  • ¿Y qué le dijo?


  • "Merci beaucoup, Mme Eloisa, je suis désolé pour cette désorganisation et cette perte de temps. Si j'ai besoin de vos services tout au long de cette semaine, je vous assure que je ne consentirai pas à une chose pareille. Maintenant, je comprends parfaitement Joseph Bonaparte.” Y doña Eloisa le respondió: “Avec l'autorisation des autorités espagnoles, vous pouvez compter sur moi.” y el inspector añadió: “Lequel d'entre eux?”


El Coronel, con un amago de contrariedad en su voz dijo.


  • Pep, por favor, puedes decírmelo en español. En la academia aprendí alemán. ¿Acaso sabes tu alemán?


  • Disculpa Argimiro. Traduzco. El Inspector dijo: “Muchas gracias doña Eloisa, lamento esta desorganización y el tiempo perdido. Si necesito sus servicios a lo largo de esta semana, le aseguro que no consentiré algo semejante. Ahora entiendo perfectamente a José Bonaparte.” A lo que ella le respondió: “Con el permiso de las autoridades españolas, puede contar conmigo.” Y el inspector añadió: “¿De cuál de ellas?“. Y ambos rieron. Doña Eloisa se marchó y yo, a instancia suya, acompañé al Inspector a su estancia. Und ja, ich kann auch Deutsch. Ich habe an der Universität Berlin im Bereich Bauingenieurwesen promoviert.


Al Coronel se le oyó emitir un ruido de sorpresa y tras él, en tono como de haber perdido el hilo por un fallo en la línea.


  • Disculpa, Pep, no te he oído lo último que has dicho.


  • Nada, no tiene importancia. Que sí, que también sé alemán. Me doctoré en ingeniería civil en la Universidad de Berlín.


El Coronel devolvió la conversación a su punto anterior.


  • Dime Pep, supongo que el Inspector te hizo ir para algo, ¿No? Y por favor dámelo ya traducido.


  • Me pidió que me encargara personalmente de organizar el resto de la semana. Le advertí que por representatividad y rango del resto del acompañamiento, no debería ser a mi a quien me corresponderían tales funciones. Me dijo que era consciente de ese aspecto y me pidió que no me preocupara, que lo dejara en sus manos. Las instrucciones eran claras: sólo podrían acompañarle un representante del ministerio, uno de RENFE y el delegado del Gobierno Civil de la provincia en la que estuviéramos.


  • ¿Y tú, Pep?


  • Claro, claro y yo.


  • ¿Y qué más pasó?


  • Pidió que le disculpáramos para la cena que en esos momentos ya se estaba preparando en el comedor grande. Me preguntó que por donde podía dar un paseo para despejarse y le indiqué que fuera por la carretera en dirección oeste, hacia Zorita, lo que en Logrosán se dice “pabajo”, pero que no pasara del depósito que era el último edificio con una bombilla. Hacía fresquito, pero era una noche agradable para pasear. El resto de los hospedados en la fonda cenábamos mientras tanto un caldo especialidad de la casa y unas ranas rebozadas, salvo alguno que, al reconocer al animal, prefirió unas criadillas de tierra .


  • ¿Comentasteis algo en la cena sobre lo sucedido esa tarde?


  • Alguna anécdota y poco más. Nadie allí había apreciado la contrariedad del Inspector, a pesar del lío que se montó y de que tuvo que ausentarse tres horas hasta reorganizarnos. Al contrario, unos y otros se cruzaban  felicitaciones por la calurosa acogida dispensada. Alguno incluso valoraba como hecho positivo que la presencia del Inspector hubiera generado tal expectación.


  • ¿Volviste a ver al francés esa noche?


  • Sí, cuando ya salíamos del comedor, él volvía de su paseo. Me dijo que todo estaba arreglado. Yo no podía explicármelo. Me preguntaba cuando lo había arreglado. Luego pude averiguar que volvió del paseo nada más entrar nosotros al comedor. Pidió colaboración al señor Loro y, en su despacho, primero hizo una llamada telefónica a Washington, era la primera vez que eso se hacía desde Logrosán y llevó su tiempo, luego preparó instrucciones para cada acompañante que escribió a máquina en cuartillas que introdujo en sobres con los nombres también a máquina de cada uno de los miembros de la expedición. El señor Loro las fue dejando en las respectivas habitaciones. A mi me entregó mi sobre en mano y me citó a las 6 de la mañana en este mismo despacho. Me dijo que los demás se incorporarían a las ocho. Eran casi las once y media de la noche y había que descansar.


  • Una penúltima pregunta más sobre ese primer y nefasto día. No la malinterpretes: ¿Que valoró el Inspector en ti para elegirte como organizador y, diría yo, su persona de confianza?


  • Argimiro, esa es la pregunta más fácil de responder de las que me has hecho desde primera hora de esta mañana: fui el único que sólo habló cuando él me lo pidió. ¿Y la última pregunta?


  • ¿Qué dijo la comitiva de los sobres depositados en sus respectivas habitaciones?


  • Por la noche, que yo sepa, nadie dijo nada al ver su sobre. Pero las caras por la mañana  reflejaban el impacto de su contenido. Las risas y las bromas de la tarde y la noche anterior se habían esfumado por la mañana.


  • ¿Tu te viste a las seis con él? 


  • Sí, puntualmente.


  • ¿Y cuál fue tu impresión?


  • Argimiro, desde el primer momento comprendí que estaba ante una persona de talla, tanto técnica y académica como humana. El Inspector tenía meridianamente claros los objetivos de su misión y la documentación que quería consultar, tanto técnica como económica y de ejecución presupuestaria. Estaba especialmente interesado en el detalle del avance de la obra y las desviaciones sobre lo planificado, pero sobre todo, en la verificación in situ de todo lo anterior. Daba la impresión de concederle una credibilidad limitada a los papeles. De hecho, su única herramienta eran unos prismáticos.


  • ¿Unos prismáticos?


En ese momento se abrió la puerta del despacho del señor Loro y don José se quedó petrificado. Solo pudo a decir.


  • Un momento Argimiro.

 
 



 
ANUNCIO DE LA MISIÓN DEL BANCO MUNDIAL


 

BANCO INTERNACIONAL DE RECONSTRUCCIÓN Y DESARROLLO

1818 H STREET, N.W., WASHINGTON 25, D.C.

TELÉFONO: EJECUTIVO 3-6360


NOTA DE PRENSA

ASUNTO: Misión a España para su entrega a periódicos de la mañana


Viernes 17 de marzo de 1961


El Banco Mundial anunció hoy que, a petición del Gobierno español, enviará una misión a España para ayudar al Gobierno a establecer las bases de un programa de desarrollo a largo plazo para la economía española. La misión estudiará cada uno de los principales sectores de la economía para evaluar sus problemas, necesidades y potencial de desarrollo.

Recomendará en términos generales una asignación adecuada de los recursos de que dispone el Gobierno para inversiones entre los diversos sectores, así como las principales prioridades de inversión dentro de cada sector.

La misión también asesorará al Gobierno sobre cualquier otra medida que pueda ser necesaria para promover el crecimiento del sector privado y asegurar la tasa y el patrón de desarrollo más eficaces para la economía en su conjunto.

 
reseña del inspector de ferrocarriles

 

P. Caralp (Francia) - Asesor de Ferrocarriles

El Sr. Caralp ha estado al servicio de los Ferrocarriles Franceses durante los últimos 25 años. Durante este tiempo ha sido jefe de varios departamentos en la sede de los Ferrocarriles de París y actualmente es director del distrito de St. Etienne, que cuenta con más de 5.000 empleados. Ha visitado España en varias ocasiones en relación con su trabajo.P. Caralp (Francia) - Asesor de Ferrocarriles

El Sr. Caralp ha estado al servicio de los Ferrocarriles Franceses durante los últimos 25 años. Durante este tiempo ha sido jefe de varios departamentos en la sede de los Ferrocarriles de París y actualmente es director del distrito de St. Etienne, que cuenta con más de 5.000 empleados. Ha visitado España en varias ocasiones en relación con su trabajo.P. Caralp (Francia) - Asesor de Ferrocarriles

El Sr. Caralp ha estado al servicio de los Ferrocarriles Franceses durante los últimos 25 años. Durante este tiempo ha sido jefe de varios departamentos en la sede de los Ferrocarriles de París y actualmente es director del distrito de St. Etienne, que cuenta con más de 5.000 empleados. Ha visitado España en varias ocasiones en relación con su trabajo.

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