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CAPÍTULO 15: EL ALCALDE

Updated: Mar 22


 

EL VAGÓN QUE LLEGÓ ¿Cómo quedó el Capítulo 14?

 

Este capítulo se desarrolla en tres momentos distintos. El hilo conductor desde el capítulo 1 es la conversación telefónica entre el Coronel González (Argimiro) desde el Palacio del Pardo y el Ingeniero (Don José Calabuig o Pep) desde la Fonda Loro en Logrosán el 20 de marzo de 1962. El Ingeniero relata al Coronel lo sucedido el 18 de abril de 1961 y le cuenta lo que a su vez le contó el Inspector ese día. En este momento, el Ingeniero y el Inspector del Banco Mundial (Bastianne) cenan en la Fonda Loro tras una jornada visitando las obras del ferrocarril. En el capítulo anterior el Ingeniero y el Coronel, tras estar todo el día al teléfono, se emplazan para seguir al día siguiente. Pero el día del Ingeniero aún no ha terminado, le espera el Alcalde para cenar.

 
 

  • ¿Todos los de Alcoy sois igual de informales?


  • Venga Juan, siéntate que esto se te enfría.


  • Tú, siguiendo tu costumbre, no me hagas ni caso. ¡No!


  • Pues verás, quería invitarte a cenar y no sabía cómo.


  • ¿Qué quieres decir?


  • Que esta mañana me propuse, voy a ver si ceno hoy con el alcalde y a ser posible, que esté de mala leche.


  • Si midiera una cuarta más la leche te la daba yo.


  • Juan, si midieras una cuarta más serías Cary Grant no estarías a punto de quedarte sin tren, sino que irías subido en él con Eva Marie Saint al lado cruzando los Estados Unidos y no atascado en los Guadarranques.


  • Dejemos el tren en paz. Creo que me tomas el pelo y lo peor es que yo me dejo y te sigo el juego..


  • Juan, no sé por qué me crees todo lo que te cuento. Un día te voy a decir que me han llamado del Palacio del Pardo para hablar del ferrocarril y te lo vas a creer.


  • Del ferrocarril te he dicho que ni me hables. No oigo nada más que malas noticias.


  • Y lo del Pardo... ¿Te lo crees?


  • Claro que no, Pep. Uno es un poco crédulo, pero, si pero si das un paso más, te trincan y te llevan directo a Plasencia.


  • Bueno, pues ve comprando el billete para Plasencia, porque te lo vas a tener que creer.


  • No te entiendo.


  • Primero. ¿Los alcaldes tenéis juramento hipocrático o algo parecido?


  • Eso es cosa de Tomás y Alfonso, y sólo cuando se ponen las batas blancas. Yo por lo más que juro es por el pilón de la plaza. Y eso ahora, cuando traigamos el agua, ni por el pilón.


  • Bueno, doy por hecho que has jurado discreción por el mismísimo pilón de la plaza.


  • Lo has dicho tú. Pero sigue como si lo hubiera dicho yo.


  • Pues eso, que esta mañana al amanecer me llamaron del Palacio del Pardo. Me habló primero el jefe de la casa civil de Ruf...., perdón, del Caudillo.


  • Fernando Suertes, viejo conocido.


  • Sí, Fernando en persona. Me han pasado con el Coronel que lleva los asuntos de logística e intendencia, Argimiro González es su nombre. He estado todo el día hablando con él.


  • Pero es que... ¿Ha venido aquí?


  • ¡No! ¡Leches! No te asustes. Te he dicho que ha sido por conferencia.


  • ¿Y quien ha pagado la conferencia?


  • Que peseteros sois los de este pueblo. Y desde luego tú eres modelo de esa forma de ser. Te decía que he estado por teléfono desde las diez hasta hace un rato hablando con el Coronel.


  • ¿Y de qué habéis hablado? No me la estarás intentando colar otra vez. ¿No?


  • La respuesta a la segunda pregunta es no. La respuesta a la primera es que hemos repasado la historia de este proyecto y en eso estamos. Ya te contaré detalles si me autorizan a ello.


  • ¿Y qué pretenden desde el Pardo?


  • Sin entrar en detalles: salvar la línea.


  • Así que es verdad que está la cosa mal, pero ... ¿No es un poco tarde?


  • Seguramente sí, pero hasta ahora, no se le habían visto las orejas al lobo. De momento ni sé ni puedo contarte más detalles.


  • Se me amontonan las preguntas, pero supongo que no es el momento y conociéndote, supongo que quieres algo de mí, por eso me has mandado recado esta mañana. ¿Me equivoco?


  • No te equivocas. Aunque esta mañana no sabía qué sería lo que me haría falta de tí, si sabía que seguro que algo necesitaría.


  • ¿Y por qué me querías de mala leche?


  • ¡Déjalo, venga! ¿No quieres la leche migá?


  • Mira Pep, desde que compré dos vacas lecheras y las eché al cercón del Pozo Calles, estoy de la leché migá que me pinchas las venas y la sangre me sale blanca.


  • Creía que era azul.


  • Menos cachondeo. Que tú... tu todavía no sé de qué color eres.


  • Perdóname, contigo me siento en confianza, me relajo y seguro que a veces me paso. Y sí, tengo una petición concreta, a ver qué puedes hacer.


  • Necesito que me rebusques en los archivos del ayuntamiento cualquier nota, escrito, carta , apunte o recordatorio escrito en la parte interior de una carpeta; cualquier cosa digo sobre una reunión que se celebró en marzo o abril de 1925 en el ayuntamiento de Logrosán.


  • ¿Y de qué iba la reunión?


  • ¿De qué iba a ir? Del tren. Se juntaron todos los que tenían algo que decir en el tema y quisiera saber qué posturas tuvieron y qué flexibilidad aportaron.


  • Hablaré con "Frailón", ya le conoces, de saber alguien algo de dónde puede estar eso es él.


  • De acuerdo, pero no menciones al Pardo ni a mí.


  • Por supuesto, estoy bajo el juramento del pilón. Le diré que estamos buscando información de si se valoró entonces la posibilidad de una variante del ferrocarril que pasara por la ermita y el "jelechar". Supongo que es inútil que te pregunte para qué quieres esa reliquia del pasado. Aunque empiezo a imaginármelo.


Don José se encogió de hombros justo cuando el señor Loro entraba en el despacho con la bandeja vacía y dispuesto a recoger la mesa. Al ver que el alcalde tenía aún la leche migá en el plato de porcelana, se dirigió a él cuando este ya se levantaba:


  • Alcalde, ¿No te vas a comer la leche migá?


  • Mira Eugenio, no te contesto como te mereces porque eres vecino. ¡Ah! Ingeniero, cuenta con eso, ya me dirás para qué lo quieres. Buenas noches, señores y gracias por la cena.


Una vez que el Alcalde salió del despacho, el señor Loro retiró los restos de la cena de la mesa grande e hizo un gesto a don José para que se fuera a descansar.


  • Don José, tiene que descansar. La noche está tranquila, dé un paseíto hasta el depósito, vuelva y mi Eugenio le tendrá preparado para que se dé un baño y duerma relajado. A las siete le tendré su desayuno en este despacho para que a y media esté usted listo para recibir la llamada del Coronel.


  • Creo, Eugenio, que te voy a hacer caso. Por si no te veo, buenas noches. ¡Ah! Dame unos golpes en la habitación a las seis y media. Y otra cosa, ..., yo no te he dicho que el Coronel llamaría a las siete y media.


El señor Loro no reaccionó a las últimas palabras del Ingeniero y añadió.


  • Esa reunión tuvo miga, don José.


  • En este pueblo todo tiene miga, y no digamos la leche.


Ambos rieron mientras el señor Loro recogía la bandeja de la cena y el Ingeniero subía las escaleras.


Por la mañana, a las siete y media en punto sonó el teléfono y al otro lado de la línea la voz del Coronel.


  • Buenos días Pep. ¿Has descansado?


  • Buenos días Argimiro. Pues la verdad es que sí. El señor Loro mandó prepararme el baño y dormí como un cachorro.


  • ¿El baño? Según he podido informarme, Logrosán no cuenta con agua corriente, de momento. ¿No lo habrás soñado?


  • Ya veo que te estás interesando por la zona. Supongo que el señor Loro habrá encontrado agua de extraperlo o su señora habrá hecho un trato con la Virgen de la Cueva.


  • ¿Otra virgen?


  • Me refiero a la de la canción, "Que llueva que llueva, la Virgen de la Cueva, los pajaritos, ...". Ya sabes.


  • Espero que no haya nadie a la escucha y que además sepa que estás hablando conmigo, ...


  • Esperemos, esperemos, Argimiro.


  • Bien, nos habíamos quedado en abril de 1961, por un lado con el Inspector Bastianne desolado y ya en su habitación desde hacía un rato. Y por otra, al señor Loro y a ti a punto de iros a dormir y a los tres, junto con los del casino citados todos a las siete y media en el comedor.


 
 


 
VISTA DE GUADALUPE Y LOS GUADARRANQUES DESDE EL ALTO JUNTO AL CASTAÑO DEL ABUELO


 


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