El tren de esta historia emprendió la marcha sin avisar. Salió de la estación con una hoja de ruta que declaraba que se desplazaría solamente unos cientos de metros usando una vía muerta y, cuando el maquinista ha querido echar a ver, había cubierto ya siete tramos y esta rodando en plena vía, aunque al parecer esa vía esta llena de incertidumbres.
Llegados a esta primera parada, al maquinista (aprendiz de contador de historias) que conduce este tren (blog-¿libro?) le gustaría entrar en contacto bidireccional con sus viajeros (lectores) para conocer de primera mano cómo van viendo el desarrollo de este viaje (relato ficción).
Qué les parece el paisaje (trama) que ven por la ventana de EL VAGÓN DEL SILENCIO (85% teléfono- 15% ordenador).
Si creen que va muy deprisa o, por el contrario, que va demasiado lento.
Si los acontecimientos son previsibles o Le sorprenden en cada capítulo.
Si los diálogos son adecuados, anticuados (recordad que estamos en 1962), lentos, vivaces, creíbles, entretenidos, insoportables o simplemente no entienden nada.
Si el material complementario (que sé irá completando) resulta, útil, curioso, intrascendente.
Si piensan que este viaje tendrá un final feliz, triste, nostálgico o tal como ocurrió en la realidad.
Si conocían previamente algo de la historia de esta inconclusa línea de ferrocarril.
Si se atreven a pronosticar o incluso sugerir algún final.
Y una ultima petición directa de este maquinista que está deseando reemprender la marcha: si te gusta solamente un poquito, por favor, sigue leyendo a ver si soy capaz de conseguir que le termines de coger el gustillo. Si te gusta, también por favor, ponle un corazoncito. Y si te gusta mucho o bastante y crees conocer a alguien a quien quizá también le podría gustar, por supuesto por favor, compártelo. Y si no te gusta nada de nada, gracias por haber puesto tus ojos en este tren y espero recogerte en otra estación a no mucho tardar.
El maquinista.
Si no sabes cómo ponerte en contacto, escribe a esta dirección de correo electrónico:

Con una trama que se va enrollando sobre sí misma, atrapa a un lector ávido de sorpresas. Los diálogos corresponden a aquella forma de hablar más barroca de los 60, que algunos todavía recordamos. Y por último decir que cada personaje está dibujado acorde a su profesión y carácter. No dejes de escribir